Nuestro organismo necesita varios tipos de sustancias que debemos ingerir para poder sobrevivir, los nutrientes. Gracias a ellos, recibimos ese combustible energético que necesita nuestro cuerpo para funcionar, reparar las estructuras orgánicas, promover el crecimiento y regular los procesos metabólicos. Sin embargo, estos nutrientes no se ingieren directamente, sino que forman parte de los alimentos y se pueden encontrar entre otros, en la carne, pescado, lácteos, frutos secos y aceites vegetales.

Existen dos tipos principales de nutrientes en base a las cantidades en que están presentes en cualquier alimento: los llamados macronutrientes, que son los que ocupan la mayor proporción en los alimentos; y los micronutrientes, que sólo están presentes en pequeñas proporciones.

Dentro de los macronutrientes, existen tres tipos: proteínas, carbohidratos y grasas. Estos, contienen la mayor fuente de energía en la alimentación y gracias a su aporte, nuestro organismo puede realizar los mecanismos voluntarios e involuntarios necesarios para la supervivencia.

¿Pero, las grasas también son buenas para nuestro organismo?

Esta es una pregunta que mucha gente se hace ya que achacan las grasas a un alimento que puede ser perjudicial para la salud y que suelen engordar. ¿Pero eso es así? Hoy queremos hablaros de este macronutriente tan olvidado, ya que las grasas son el mayor proveedor de energía. Contienen un gran valor calórico y proporcionan casi dos veces más de energía que las proteínas o los carbohidratos. Si se toman en las cantidades adecuadas, pueden ser muy beneficiosas para la salud, siempre y cuando sean grasas “saludables”.

Las grasas contienen distintos tipos de ácidos grasos: saturados, insaturados y grasas trans:

  • Ácidos grasos saturados: este tipo de ácidos se suele encontrar principalmente en alimentos de origen animal como carnes o lácteos aunque también están en algunos vegetales como la palma. Son sólidas a temperatura ambiente y se recomienda una cantidad de ingesta reducida, ya que están asociadas a enfermedades cardiovasculares, obesidad y aumento de colesterol “malo” LDL.
  • Ácidos grasos insaturados: se encuentran principalmente en alimentos de origen vegetal como los aceites vegetales de oliva, aguacate y lino; y, además, en los frutos secos, semillas y pescados azules. Este tipo de ácidos grasos son los que nos proporcionan la mayor cantidad de nutrientes y ayudan a proteger el cerebro, mantener el corazón sano, etc. Se recomienda un consumo diario de los mismos.
  • Grasas trans: se pueden encontrar en alimentos procesados, así como la comida congelada, galletas, margarina, pasteles etc. Son grasas artificiales ya que se crean mediante un proceso industrial. Se recomienda reducir al máximo su ingesta  ya que resultan perjudiciales para el organismo a largo plazo.

Por lo tanto, se recomienda la ingesta de alimentos que contengan un alto contenido en ácidos grasos insaturados (monoinsaturados y poliinsaturados), ya que contienen omegas 3, 6 y 9, los cuales son esenciales para el organismo.

Resulta sencillo incorporar a nuestra dieta grasas saludables, por ejemplo, se pueden ingerir un puñado de almendras, una cucharada de aceite, aguacate… Como indicación, las grasas deberían constituir alrededor de un 20-30% de la ingesta de calorías diaria.

Sabiendo todo esto ahora, ¿Consumes grasas suficientes en tu día a día?